Si eres una madre que intenta conciliar hace ya tiempo que has descubierto en las actividades extraescolares una vía ‘no culpable’ de ganar algo de tiempo. Danza, natación, fútbol o una clase de pintura son buenas alternativas. Pero, ¿Qué aportan realmente a nuestros hijos?
Lo primero, siendo obvio pero muy importante, se divierten, relajan y les ayuda a liberar las grandes dosis de energía que tienen los más pequeños. Pero tiene otros beneficios prácticos e incluso educativos. Les permite adquirir un mayor control sobre su tiempo y aprender a organizarse para disfrutar y hacer los deberes, adquiriendo hábitos de estudio.
Otra de las ventajas es la socialización, ya que interactúan con otros niños que no son de su entorno habitual y les permite establecer relaciones más allá del colegio. Estas actividades también refuerzan el trabajo en equipo facilitando la adquisición de nuevos principios y valores como el respeto, la cooperación y la tolerancia.
Estudios internacionales como el de Academic, Social & Emotional Learning Casel, demuestran que participar en este tipo de actividades ayuda a que los niños desarrollen un gran nivel de autoestima relacionándose incluso con un riesgo inferior de padecer depresión.
Si practican disciplinas artísticas como la música o el teatro adquirirán nuevas vías de expresión, desarrollarán su creatividad e imaginación. Si tus hijos van a actividades deportivas mejorarán su forma física, su coordinación, reflejos y su fuerza.
A veces, al practicar deportes como Judo, fútbol o baloncesto, los más pequeños pueden tener caídas o darse golpes leves. No olvides poner Calmatopic en su mochila, en stick o roll-on, que aliviará rápidamente las molestias.
No podemos olvidar que se trata de una opción de carácter lúdico y que es importante dejar que el niño decida la actividad que quiere realizar. Por mucho que te empeñes en que sea un as del fútbol, porque te encanta o tienes una espinita clavada relacionada con tu infancia, de nada servirá forzarle si a él lo que le apasiona es la robótica.
Es muy importante que los niños se sientan cómodos y disfruten de las actividades extraescolares. No deben vivirlas con presión o como una imposición sino como un momento divertido para compartir con amigos.
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