Existen determinados rituales entre padres e hijos que se mantienen a través del tiempo y se van transmitiendo de generación en generación. Leer cuentos a la hora de dormir, hacer tardes de cine y palomitas en casa durante los días de lluvia, montar el Belén en familia, y seguramente muchísimas actividades más.
Estos hábitos refuerzan los lazos y sin ninguna duda van marcando el aspecto emocional de quienes los realizan. Los niños –sobre todo los más pequeños– muy a menudo se dan pequeños golpes y, para contrarrestarlos, puede ser una gran idea instalar el “ritual” de tranquilizar y calmar a quien ha sufrido la caída.
No hay nada mejor que unos buenos mimos y unas palabras de aliento de mamá o papá mientras se aplica Calmatopic en la zona afectada. La frase “Sana sana, culito de rana, si no sana hoy, sanará mañana” es una de aquellas que quedan grabadas en el inconsciente del niño, que inmediatamente relacionará la caída con el posterior consuelo de su madre o su padre, y eso le reconfortará al igual que los ingredientes naturales de Calmatopic: el árnica, el harpagofito, la matricaria marítima y la menta proporcionan alivio inmediato.
Sólo es cuestión de introducir y afianzar este ritual, y para ello es fundamental recordar tener siempre a mano el Calmatopic: en el bolso cuando se está fuera –en el parque, en las fiestas de cumpleaños, en las actividades extraescolares–, en la maleta cuando se va de viaje, y siempre en el botiquín de casa. Cualquier momento de diversión puede verse interrumpido por una pequeña caída y, en ese instante, lo ideal es acudir al hábito del “sana, sana” con Calmatopic.
Comentarios
No hay comentarios