A partir de los 3 años de edad los niños pasan por diversas etapas de aprendizaje y empiezan a percibir por ellos mismos el mundo que les rodea. Aprender a atarse los cordones de los zapatos, abrocharse la cremallera, levantar una mano o cerrar un ojo… a veces olvidamos que un día nosotros también tuvimos que aprender a realizar todas estas acciones.
El desarrollo de los niños avanza de forma secuencial: se aprende una habilidad y ésta ayuda a que se aprenda otra nueva. Se empieza primero por las funciones simples y después se van aprendiendo las más complejas. Todas las partes del sistema nervioso actúan de forma coordinada para conseguir este desarrollo y, poco a poco, todas las funciones corporales son controladas a la perfección. Uno de los factores que juegan un papel importante en el desarrollo de los niños, cuando todavía están en fase de crecimiento, es el conjunto de movimientos corporales de coordinación y movimiento que se realizan de forma voluntaria: es lo que llamamos desarrollo motriz.
El desarrollo motriz se divide en dos tipos: el desarrollo motor grueso y el desarrollo motor fino. El área motora gruesa se ocupa de los movimientos de posición del cuerpo y la capacidad de mantener el equilibrio. El área motora fina coordina los movimientos particulares de cada parte del cuerpo como, por ejemplo, la coordinación del ojo y la mano. Poco a poco, el niño empieza a perfeccionar los movimientos básicos como andar, correr y, sobre todo, a combinar ambos. También aprende a golpear una pelota con el pie o empieza a saber comer solo. A medida que el niño gana equilibrio dinámico y estático (saltar desde diferentes alturas, correr y cambiar de dirección o lanzar un objeto e intentar lanzarlo cada vez más lejos), estará ganando coordinación entre el sistema nervioso y sus extremidades. Es en esta edad, entre 3 y 4 años, en que los niños entran en una fase de aprendizaje general, de exploración del mundo de los objetos y del control de lo que se llama motricidad manipulativa gráfica, que incluye el desarrollo de la escritura. A partir de los 5 años, el niño ya establecerá la preferencia por una mano, un ojo y un pie, que le llevará un paso más allá en el desarrollo de sus capacidades.
Hay que tener en cuenta que la entrada en el colegio será también un momento importante en la vida del niño. En este aspecto, es importante resaltar la importancia del recreo, que para muchos niños quizá supone el único momento del día en que tendrá un rato para correr, jugar, saltar, relacionarse y moverse con libertad.
El desarrollo motriz del niño no debe verse afectado por la falta de deporte en estos primeros años, ya que influirá directamente en el futuro desarrollo de sus capacidades. Recuerda animar a tus hijos a practicar un deporte o hacer ejercicio con ellos; es tan importante el desarrollo motriz como la asistencia diaria al colegio.
Fermina Martínez
Farmacéutica Colegiada
Número 9420
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